
Por cierto, no se venden productos o servicios, se venden relaciones sociales.
Olvídate de las características técnicas de tu producto o servicio (que por supuesto, tiene que ser bueno) ya que, lo que realmente importa son las emociones que transmiten ese producto o servicio en tus clientes.
Y si quieres que la gente te compre, necesitas «venderle una relación» para que se sienta atraído por tu producto o servicio y quiera tenerlo.






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